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La farisaica furia de la izquierda israelí

Ya no hay término medio. No hay forma de apoyar al ocupante liberal, al depurador étnico progresista y al genocida de izquierda. Tildar de racista o antisemita la postura por la que abogo es un propósito insostenible

Ilan Pappé27 noviembre 2023

La farisaica furia de la izquierda israelí

Se hace difícil escribir sin que ello tenga como propósito informar del genocidio que se está cometiendo y sumar nuestra voz a la de quienes están haciendo todo lo que pueden para ponerle freno. 

Este sentimiento se ve reforzado por estimaciones tan trágicas como una reciente declaración de la Organización Mundial de la Salud, según la cual en Gaza cada diez minutos muere un niño a manos del ejército israelí. Sin embargo, en esta hora sombría no cabe sino extraer un poco de esperanza del enorme y cada vez mayor movimiento de solidaridad en todo el mundo. Ese movimiento, que no cede ante las tácticas intimidatorias empleadas por gobiernos y políticos, continúa abogando por un inmediato alto el fuego.

Por horrible que sea este capítulo de la historia moderna de Palestina, desafortunadamente no podrá hacer que cambien las reglas del juego. La constelación básica de poderes —a escala local, regional y mundial— seguirá siendo la misma. Podrían generarse mayores cambios si la lucha se extendiera al punto de producir un levantamiento en Cisjordania y en el interior de Israel y la apertura de frentes en el este y el norte del país. En el momento de escribir este artículo, ello no ha ocurrido aún. Las élites políticas del Norte Global y algunas del Sur Global seguirán proporcionando inmunidad internacional a las políticas criminales que Israel pone en práctica. Sin embargo, las sociedades civiles del Sur Global seguirán prestando su respaldo al movimiento de liberación palestino.

Sobre el terreno, el desequilibrio militar entre Israel y los palestinos —a pesar del ataque sorpresa— seguirá siendo el mismo y no pocos Estados árabes terminarán reemprendiendo la ruta del proceso de normalización. Por su parte, en Israel proseguirá la disputa entre colonos mesiánicos y judíos laicos en torno a sus respectivas versiones del apartheid.

Es en ese contexto que quisiera detenerme a analizar la forma en que los sionistas liberales, principalmente a través del periódico Haaretz —pero también con el apoyo de los sionistas liberales de todo el mundo— continúan prestando su más leal apoyo a las acciones de Israel. Lo incomprensible de esa lógica halla reflejo además en la forma en que las potencias occidentales justifican su inmunidad a cualquier responsabilidad en relación con el genocidio que está teniendo lugar en Gaza. Uno tras otro, los principales portavoces de la izquierda sionista publican a diario en Haaretz artículos de opinión en los que dan rienda suelta a su farisaica furia contra lo que llaman la Izquierda Global. Merece la pena analizar su rabia, siquiera para que nos sirva una vez más de recordatorio de por qué hay muy pocas esperanzas de que dentro de Israel se produzca algún cambio.

La izquierda sionista está como en un limbo

La izquierda sionista de Israel está como en un limbo. Por un lado, la sociedad judía la condena al ostracismo por considerarla, en el mejor de los casos, ingenua y, en el peor, por acusarla de traición. Todo ello en reacción al hecho de que la izquierda sionista se haya pronunciado por la solución biestatal y haya abogado por el fin de la ocupación. Esa alienación, por supuesto, se ha agudizado tras los sucesos del 7 de octubre. Por otro lado, a esa izquierda sionista no se la considera, y con razón, una auténtica aliada de la lucha de liberación de los palestinos.

La izquierda israelí depositaba sus mayores esperanzas en que la izquierda global, como la llaman, se pronunciara con el mismo lenguaje y mostrase la misma actitud que ella respecto de la operación de Hamás el 7 de octubre; a saber, apoyar incondicionalmente a Israel.

La izquierda israelí se mostró indignada ante el hecho de que, a ojos de la izquierda global, la operación de Hamás no absolviera a Israel de su historial de políticas criminales ni le diera luz verde para continuar con sus políticas genocidas en Cisjordania y la Franja de Gaza.

Para gran sorpresa de la izquierda israelí, la Izquierda Global en su totalidad se galvanizó tras el llamamiento a "detener la guerra" y "liberar a Palestina", en lugar de hacerse eco de la repetida respuesta de sus gobiernos consistente en "apoyar el derecho de Israel a defenderse".

Israel y el colonialismo

Lo más esclarecedor —en el diálogo que los sionistas liberales mantienen consigo mismos en las páginas de Haaretz— es su despiadado ataque contra cualquiera que asocie a Israel con el colonialismo.

Por alguna razón, decidieron hacer de Judith Butler la principal culpable, con lo cual quedamos decepcionados muchos de nosotros, que hemos dedicado nuestras trayectorias a enmarcar el sionismo como colonialismo de asentamientos, desde probablemente la década de 1960.

De hecho, hoy en día, la caracterización del sionismo y de Israel como proyecto colonial de asentamientos es objeto de consenso entre los principales estudiosos de Oriente Medio y sólo la corriente académica israelí dominante rechaza su condición de riguroso paradigma.

A los ojos de los sionistas liberales, la izquierda global es culpable de dos "pecados": en primer lugar, calificar a Israel de Estado colonial de asentamientos; en segundo lugar, poner en contexto el ataque de Hamás el 7 de octubre.

No hay término medio 

Ese fariseísmo y esa furia son típicos no sólo de la izquierda sionista. También los escuchamos en boca de actores de Hollywood, periodistas y académicos de la corriente dominante en el Norte Global, que de repente tienen que adoptar una postura: ¿están con el movimiento de liberación o contra él?

Ya no hay término medio. No hay forma de apoyar al ocupante liberal, al depurador étnico progresista y al genocida de izquierda.

Tildar de racista o antisemita la postura por la que abogo es un propósito insostenible. La cuestión estriba en el lugar que cada cual se vea ocupando en esta crucial coyuntura histórica y en el valor que cada cual atribuya a su propio sentido de respeto por sí mismo.

El 10 de noviembre se dibujó en mi horizonte un pequeño rayo de esperanza. Ese día, en Israel, se detuvo a un maestro de historia de una secundaria por haber mencionado en las redes sociales el contexto de los atentados de Hamás.

A diferencia de las almas perdidas de la izquierda liberal israelí, ese valiente maestro les recordó a sus alumnos las atrocidades perpetradas por Israel a lo largo de los años, el derecho de los palestinos a defenderse y la necesidad de que Israel respetara el derecho internacional.

Semejante opinión constituye un delito en Israel y, en la actualidad, el Ministerio del Interior británico desea que también lo sea en Gran Bretaña.

El momento pertenece a las personas con coraje moral, pues la lucha por la libertad y la liberación será larga y necesita aliados como esos que la apoyen.

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Ilan Pappé es profesor en la Universidad de Exeter. Anteriormente fue profesor titular de Ciencias Políticas en la Universidad de Haifa. Es autor de The Ethnic Cleansing of Palestine, The Modern Middle East. A History of Modern Palestine: One Land, Two Peoples y Ten Myths about Israel. El presente artículo se publicó originalmente el 16 de noviembre en The Palestine Chronicle y lo tradujo Rolando Prats para el blog de Verso Libros. 

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